El ecosistema del Mar Báltico
¿Cuál de las siguientes afirmaciones sobre el promedio de salinidad del mar Báltico es verdadera?
El año pasado Lina y Leon pasaron el verano en el Mar Báltico. Este año se han ido de vacaciones al Mediterráneo. Leon corre hacia agua, salpicando como un loco, como lo hizo el año pasado en el Báltico. Pero un segundo más tarde sale corriendo, escupiendo y frotándose los ojos. ¡Uf, el agua aquí está mucho más salada que en el Mar Báltico! Ha sido una manera un poco dolorosa de descubrir que el Báltico tiene una concentración de sal menor que los demás mares.
El Mar Báltico está situado en el norte de Europa, rodeado por la península escandinava y la Europa continental. El Mar Báltico se une al Océano Atlántico solamente a través del Mar del Norte y varios estrechos poco profundos. Más de doscientos ríos de las tierras de alrededor desembocan en el Báltico. Los ríos proporcionan agua procedente de una zona que tiene cuatro veces el tamaño del propio mar. Todos estos ríos vierten un montón de agua dulce al Báltico, de ahí que la concentración de sal en el agua del mar descienda.
El Mar Báltico tiene poca profundidad, y los estrechos que lo unen al Atlántico son muy estrechos, por eso las aguas de ambos no se mezclan muy bien. Como el clima aquí es fresco, no se evapora mucha agua. De modo que la concentración salina, la salinidad, se mantiene baja. Mientras que la salinidad media de los océanos ronda el 3.5 por ciento, la del Mar Báltico tiene una media de un 0.8 por ciento. Esto hace que el agua del Báltico no sea ni dulce ni salada, lo que llamamos salobre.
El Báltico occidental, el más cercano a los estrechos, tiene una salinidad mayor, tanto como un 2.5 por ciento. La salinidad del Báltico septentrional sólo es de un 0.1 por ciento. Las condiciones de las aguas poco profundas y poco saladas del Báltico no son las adecuadas para todos los organismos. No hay gran variedad de flora y fauna aquí. Sin embargo, puede haber muchos individuos del mismo tipo, o especies.
En el Mar Báltico podemos encontrar tanto especies de agua dulce como de agua salada: entre ellas algas, plantas, animales e incluso bacterias. La mayoría de las especies de peces marinos, como el bacalao, el arenque, la merluza o la platija, viven en la parte oeste del Báltico. A medida que la salinidad cerca de la costa y en el Báltico septentrional disminuye, también lo hacen las especies marinas y surgen más especies de agua dulce, por ejemplo, percas, lucios o rutilos. El Báltico también es el hogar de muchos mamíferos marinos, tales como la marsopa común o la foca gris, y también de muchas aves marinas, como la gaviota. Todos estos elementos vivos e inertes forman un ecosistema único.
Las características del Mar Báltico hacen que este ecosistema sea muy vulnerable y sensible al cambio. A lo largo de la costa báltica hay ubicadas muchas grandes ciudades y grandes terrenos usados para el cultivo y la industria. De ahí que los productos químicos y otros contaminantes procedentes de estas zonas tarde o temprano acaben en el Báltico, causando la contaminación de sus aguas y un aumento de nutrientes en el agua. Esto a su vez puede aumentar la formación de algas y de algunos tipos de bacterias, lo que puede ser peligroso para otras especies marinas e incluso para los humanos. El tráfico marítimo y la industria pesquera también tienen un enorme impacto en el ecosistema.
Las actividades humanas contribuyen a una mayor contaminación y afectan a los organismos, a la salinidad y a los niveles de oxígeno del Báltico. El agua del Báltico tarda unos treinta años en renovarse. Si le dan una oportunidad, el ecosistema báltico todavía podría recuperarse. Y eso nos beneficiaría tanto a nosotros como a la propia naturaleza.