Las fuentes energéticas de la biomasa
Las plantas contienen energía almacenada en enlaces químicos. ¿De dónde han obtenido esa energía las plantas?
Estamos en el año 2506. Un grupo de robots está de visita en el Museo de las Fuentes Energéticas. Aquí tenemos uno de los ejemplos más antiguos de humanos usando energía. Los humanos descubrieron que algunos objetos, como la madera, liberaban luz y calor al arder. Éstas son dos formas de energía. Esta imagen del 2015 muestra un ejemplo bastante posterior de dos pequeños humanos usando la misma fuente de energía en una situación similar.
Están usando un material natural que contiene átomos de carbono: MATERIA ORGÁNICA. También se puede decir que la materia orgánica es todo aquello procedente de organismos vivos o recientemente vivos, por ejemplo animales, plantas o algas. La energía solar queda atrapada dentro de la materia orgánica en forma de uniones químicas. Al quemar materiales hechos de materia orgánica, tienen lugar reacciones químicas y se libera energía, a la vez que humo y dióxido de carbono. Cuando se usa la materia orgánica como fuente de energía, se llama BIOMASA.
Hay dos maneras de obtener biomasa. Se puede recolectar MATERIA ORGÁNICA DE DESECHOS, por ejemplo plantas o animales muertos, aceite de cocina usado o restos de comida. También podemos cultivar plantas con el propósito de convertirlas en energía. A esto lo llamamos CULTIVO ENERGÉTICO. Hay distintas maneras de producir energía a partir de biomasa.
La biomasa sólida como la leña, basura o excrementos secos de origen animal, se puede quemar directamente para calentar edificios o el agua que usamos en casa. La biomasa también puede convertirse primero en líquido o gas que luego quemaremos para producir energía. Hablamos entonces de COMBUSTIBLES. Los combustibles hechos a partir de biomasa se denominan BIOCOMBUSTIBLES. Un ejemplo de biocombustibles hechos de biomasa son el BIOETANOL y el BIODIÉSEL.
El bioetanol y el biodiésel se usan en los motores, como los de los coches. Los biocombustibles gaseosos se forman al descomponerse la materia orgánica, que es cuando se produce un gas llamado METANO. Ejemplos de biocombustibles gaseosos son el BIOGÁS y el GAS DE VERTEDERO. Los biocombustibles gaseosos pueden quemarse para producir calor. Los organismos vivos producen desechos orgánicos constantemente.
Y las plantas no paran de crecer: absorben la energía del sol y el dióxido de carbono del aire. Gran parte del crecimiento de la biomasa y su consumo ocurren al mismo ritmo y no reduce la cantidad de recursos naturales disponibles. Por eso se considera a la biomasa una FUENTE DE ENERGÍA RENOVABLE. Hay un tipo especial de biomasa que puede usarse como combustible, pero que no es renovable. A veces la materia muerta no se descompone del todo, sobre todo si no hay oxígeno suficiente.
En ese caso puede convertirse en TURBA. La turba tarda mucho en formarse por lo que la usamos mucho más rápido de lo que tarda en renovarse. Además, al arder, puede soltar sustancias tóxicas. Por eso la turba no es un biocombustible sino un COMBUSTIBLE DE BIOMASA. Tanto la turba como los biocombustibles sólidos y gaseosos se usan también para producir electricidad en las CENTRALES ELÉCTRICAS.
Los biocombustibles sólidos y la turba se queman dentro de un horno. Al arder, liberan energía que calienta el agua. El agua se convierte en vapor y mueve una turbina que pone en funcionamiento un generador eléctrico. El biogás y el gas de vertedero también ponen en marcha motores que generan electricidad convirtiendo el movimiento de las partes del motor en energía eléctrica. Para los robots, las fuentes energéticas de la biomasa pueden parecer anticuadas, pero para nosotros son una manera genial de usar los desperdicios y producir energía sin dañar a nuestro planeta.